viernes, 19 de agosto de 2011

Reprochándonos hasta lo que no fue...



Es increíble el poder que una persona puede tener sobre mí, no lo entiendo. Es capaz de destruir todo el maldito orden que tanto tiempo me ha costado lograr. Cada día entiendo menos, incluso me entiendo menos a mí misma. ¿Cómo puedes ser tan... tan... cínico? ¿Falso? ¿Manipulador? ¿Calculador? ¿Retorcido?.... BAH!
No te puedo soportar. Me desespero, de verdad. Es esa sensación de felicidad, de estar en la cima del mundo, todo tan rápido que de pronto me encuentro estampada en el suelo. ¿Qué pasa contigo? ¿No habías cambiado? Son todo palabras, que no valen para nada. Estoy cansada, cansada de esconderme, cansada de tener que dar explicaciones, cansada tener que guardarme las cosas, cansada de que me aceleres para que me frenes a la centésima de segundo.









 Diferente, raro, extraño, tonto y tantas veces cínico. Me parece que es jugar a hacerse daño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario